Retirado hace pocos días, Ivan Rakitic ha hecho balance en una extensa entrevista a Sport, donde repasa sin tapujos su etapa en el Fútbol Club Barcelona y la herencia que deja en el fútbol. Con la perspectiva del tiempo, el exblaugrana no tiene problemas en señalar el gran pecado del vestuario que lo había ganado todo y más: «Si no nos hubiéramos dejado, podríamos haber ganado tres o cuatro Champions», reconoce. Según él, el equipo se relajó justo cuando se necesitaba más exigencia. «Nos dejamos», repite, admitiendo que perdieron pequeños detalles vitales. «Dejas pasar cosas y al final el fútbol te castiga. Y nos castigó muchísimo», lamenta el croata con una sinceridad sobrecogedora.
La relajación colectiva y la ausencia de liderazgo
El antiguo centrocampista del Barça explicó que este exceso de confianza era generalizado y que todavía ahora les duele recordarlo: «Nos gustaría darnos una buena lección cada uno». Cree que todos ellos deberían haber sido más exigentes, especialmente después de saborear el éxito tan pronto. En este ejercicio de autocrítica, Rakitic destaca el papel de Xavi en aquel vestuario: «Esa figura de Xavi en aquella primera temporada era muy importante», asegura. Para el croata, la ausencia del capitán hizo que se descontrolaran aspectos clave: «Sin él, todos aquellos detalles que él tenía controlados se nos escaparon por el camino».

En la entrevista, Rakitic no oculta su decepción por el balance europeo de aquella generación irrepetible: «Es muy triste. Es muy triste y nos enfada», resume. Según él, la clave estuvo en dejarse llevar en momentos decisivos: no preparar bien partidos aparentemente sencillos o confiarse después de buenas idas. «Dejábamos pasar cosas», insiste, convencido de que cualquier error en la Champions se paga muy caro. Con un tono reflexivo, el croata hace una advertencia clara a los equipos de élite: la calidad no sirve de nada si no se mantiene intacta el hambre competitiva y la ambición de ganarlo todo, siempre.

