Lamine Yamal es protagonista dentro y fuera del campo. El joven futbolista del Fútbol Club Barcelona, que firmó una actuación memorable en el clásico de Liga contra el Real Madrid en Montjuïc con victoria blaugrana por 4-3, ha lanzado un dardo envenenado que ha pasado bastante desapercibido, pero que deja claro que tiene memoria y carácter. El mensaje ha llegado a través de Instagram, en una publicación donde ha compartido varias imágenes del partido y que ha acompañado con el comentario: “Mm, Ryan vacunó (denle me gusta a esta también)”. La frase no es inocente. Es una respuesta directa a Jude Bellingham y a Sergio Ramos, que dieron me gusta a una publicación de Alessandro Bastoni, central del Inter de Milán, después de la eliminación del Barça en la Champions.
El comentario, sutil pero contundente, muestra que Lamine no ha olvidado aquel gesto y ha aprovechado la victoria para ajustar cuentas de forma elegante pero incisiva. El mensaje ha pasado bastante desapercibido, ya que hay que conocer el contexto para entenderlo, pero a medida que los seguidores culés se han ido dando cuenta, han aplaudido la actitud del de Rocafonda, reforzada por su gran actuación sobre el césped. Lamine Yamal fue una de las piezas clave del triunfo blaugrana, desequilibrando por banda derecha, mostrando una madurez sorprendente para su edad y con un golazo que ya queda guardado para siempre en el imaginario de los clásicos.
El Barça también envía un dardo al Madrid
Pero Lamine Yamal no ha sido el único en enviar un recado. El mismo Fútbol Club Barcelona se ha unido a la fiesta con una publicación en X (antiguo Twitter) en la que proclama que Pedri “es el mejor centrocampista del mundo”. La imagen elegida para ilustrar el mensaje? Una acción donde el canario supera precisamente a Bellingham. Los madridistas, hace unos años, se burlaban de Pedri y aseguraban que el inglés era mucho mejor. Esta temporada, sin embargo, se ha puesto de manifiesto que eso no es así y en este clásico se ha terminado de certificar. Estas dos publicaciones, discretas pero llenas de significado, son la pequeña venganza de un Barça que no olvida. Y de un Lamine Yamal que, con solo 17 años, ya ha entendido cómo se juegan también los partidos fuera del campo.