El Fútbol Club Barcelona se ha clasificado a la final de la Copa porque entiende la victoria como una costumbre, toda una virtud cuando no aparece la inspiración. Las azulgranas llegaban a la vuelta de las semifinales contra el Athletic Club con los deberes hechos porque en la ida ganó por 0-3 en San Mamés gracias en gran parte a la calidad de Aitana Bonmatí. El conjunto de Jonatan Giráldez tenía muy claro que jugaría bajo la atenta mirada de la Real Sociedad, que ayer selló la clasificación después de superar el Atlético de Madrid por 2-1, el mismo resultado que esta noche ha vivido el Estadio Johan Cruyff. Las culés han sellado el adelanto hacia la final después de ganar las leonas por 2-1 con goles de Mariona Caldentey y Patri Guijarro.

Los errores siempre tienen un precio

El partido del Barça fue un poco anticlimático porque es un equipo que malacostumbra a su afición a la excelencia. Las azulgranas se encontraron delante de ellas a un Athletic muy organizado, todavía más que el de la ida. Las leonas tenían más capacidad para evitar posesiones tan largas de las culés y amenazaban con las transiciones sin pensárselo dos veces. Ni siquiera se trata del hecho que las azulgranas jugaran mal, simplemente delante tenían unas rivales de primer nivel. Pero lo que siempre diferencia la pura élite son los pequeños detalles y así lo comprobó Nerea Nevado, jugadora del conjunto vasco. En un intento de mantener la pelota, un mal pase acabó en los pies de Mariona, que no dudó a finalizar la jugada en el 19′. El primer chut lo bloqueó Mariasun Quiñones, pero el rebote ya acabó dentro. Las de Giráldez nunca desaprovechan la oportunidad para recordar que, contra ellas, nunca se puede fallar.

El Barça estuvo más cómodo después del gol, pero no encontró la inspiración que jugadoras como Aitana Bonmatí tuvieron a la ida para sentenciar el partido. De hecho, sufrieron todo el contrario: recibieron de su propia medicina. Un mal rechazo de Ingrid Engen permitió a Clara Pinedo poner el empate en el 63′. La eliminatoria, a priori, estaba encarrilada. Pero el empate hacía vivir al Estadio Johan Cruyff las mismas sensaciones vividas contra la Unión Deportiva Levante a la última visita de las valencianas: incredulidad. Las pulsaciones bajaron todavía más cuando la Athletic, cuatro minutos más tarde, estalló la pelota al larguero. Pero las culés aprovecharon la calidad de su plantilla y, una vez la afición ovacionó a Alexia Putellas y Fridolina Rölfo, volvieron al ataque. Ganan por costumbre, pero la rutina no provoca que no los moleste perder. Patri Guijarro marcó el gol de la victoria en el 72′ después de un sutil servicio de Mariona con la cabeza que acabó con un chut seco y potente para Mariasun. El equipo de Giráldez tiene tan normalizada la victoria que, incluso los días en que no brilla tanto, la consigue por inercia para mantenerse vivas a las tres competiciones importantes un 14 de marzo.



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