Món Esport
Ricky Rubio protagoniza una emocionante noche en su redebut con el Barça

El 1 de marzo de 2024 pasará a la historia del Fútbol Club Barcelona y del baloncesto catalán. Porque el Palau Blaugrana y el deporte en general vieron el retorno de un héroe. Un campeón dentro de la pista por todo lo que ha ganado, pero sobre todo fuera de ella después de luchar contra sus demonios y visibilizar un aspecto tan clave -pero históricamente estigmatizado en el deporte de élite- como la salud mental. Este viernes Ricky Rubio ha redebutado como culé en el enfrentamiento contra el Mónaco en la Euroliga que, desgraciadamente, ha acabado con victoria por los monegascos por 67-77. Hacía 12 años que el base no jugaba ni en la máxima competición europea ni como azulgrana. Lo ha hecho cinco años después de que se retirara la camiseta del actual director general de la sección del Barça, Juan Carlos Navarro, bajo el simbolismo que caracteriza este Palau y no el Sant Jordi. A pesar de la derrota, nada ha podido ni esconder ni amargar el gran significado y la enorme ilusión de esta jornada.

El entrenador del Barça, Roger Grimau, quiso esperar para dar paso al hombre de la noche. Después del primer cuarto, donde los azulgranas fueron superiores y acabaron con un 21-12, Ricky volvió a jugar como culé exactamente un minuto y 17 segundos después de que empezara el segundo. El Palau Blaugrana, que ya a la presentación de los jugadores estaba emocionado, se cayó. El masnoví volvió en un contexto ideal, puesto que de todos sus compañeros de equipo, solo no había coincidido con el alemán Oscar da Silva. No necesitó mucho tiempo para demostrar por qué su cerebro es de privilegiado, dirigiendo y observando con precisión todo el que pasaba a la pista. Sus primeros puntos en el retorno llegaron siete minutos después. ‘Solo’ fueron dos, pero supieron a gloria para el Palau. Curiosamente, durante mucho rato el compañero de baile del base fue Kemba Walker, que debutó a la NBA el mismo año que él fichó por los Minnesota Timberwolves. El único ‘pero’ del retorno fue que sus compañeros no aprovecharon todas sus buenos pases, cerrando la primera parte con un ajustado 35-33.

Ricky Rubio y el carácter innato de líder

Durante el inicio de la segunda parte se constataron las sensaciones del segundo cuarto: el Mónaco estaba cada vez más cómodo. Los monegascos, siguiendo el ritmo de Mike James, avanzaron al Barça en el luminoso. Por mucho que los azulgranas llegaran como segundos y sus rivales como quintos en la clasificación, el oponente exigía mucho. De hecho, la visita a la ciudad-estado desembocó la crisis del pasado diciembre. Incluso cuando la ventaja no estaba a favor de los culés, Ricky Rubio tuvo espacio para brillar. Volvió a anotar cuando faltaba un minuto y 40 segundos para cerrar el tercer cuarto. Lo más importante, pero, no fueron los puntos, sino lo que hizo después. Automáticamente, Ricky demostró su carácter innato de líder. Cogió sus compañeros para dar instrucciones sobre lo que harían automáticamente después del tiro libre. Técnicamente, el masnoví fichó por el club barcelonés a inicios de febrero. Pero la madera de los grandes jugadores no entiende de timings: simplemente aparece cuando es necesario.

El Mónaco llegó al último cuarto con un 51-60 y apretó todavía más. Los monegascos fueron los ganadores en ‘el azar’ de jugar un enfrentamiento después de una gran carga de partidos entre las respectivas Copas y la parada FIBA. En un duelo con más errores y más cambios por este motivo -los dos equipos tenían el mismo contexto-, el Barça pagó cara la falta de efectividad en ataque. El enfrentamiento acabó con una derrota por los culés por 67-77, que no dispusieron de la épica suficiente para la remontada, pero nada ha tapado la belleza de volver a ver a Ricky como azulgrana. El base ha vuelto a disfrutar del baloncesto con la camiseta culé bajo la mirada de 7.000 espectadores que han llenado a tope el Palau Blaugrana y lo han reivindicado. También con el apoyo de figuras como el presidente del Bàsquet Girona, Marc Gasol, que en lugar de ver el partido en directo como directivo de un club, lo ha hecho como un amigo de los de verdad. Jornada de paz interior para el masnoví, el barcelonismo y todo el baloncesto. El mérito de figuras como Rubio reside al ser capaz de transformar ‘su’ victoria particular en la ‘nuestra’.



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