Esperpéntico. Desastroso. Ridículo. No hay otra manera posible para definir la derrota que ha sufrido la selección de España contra Japón en el última jornada de la fase de grupos del Mundial. Después del gol inicial de Álvaro Morata, los de Luis Enrique se han dejado remontar en la segunda mitad, para acabar jugando sin alma, sin velocidad y sin ideas. Y no han certificado el objetivo del primer lugar del grupo. De hecho, durante unos minutos han flirteado con el infierno. Han sido eliminados, teniendo en cuenta el resultado provisional del otro partido. Al final, España está en los octavos, pero llega temblando (2-1).
El Instituto de Estudios Catalanes dicta que un samurai es un «miembro de la antigua nobleza militar japonesa, caracterizado por su profundo conocimiento de las artes marciales y por el hecho de tener como norma de conducta el código de honor del guerrero». Pues bien, la selección japonesa ha demostrado tener este espíritu desde el inicio del combate.
Morata avanza a España bien temprano y responde a la confianza de Luis Enrique
Y esto que una decisión del técnico asturiano ha tenido rendimiento inmediato. Los nipones han presentado un planteamiento rocoso, y era muy difícil practicar el juego de posesión habitual. Por eso, la entrada de Álvaro Morata al once ha acontecido clave. El madrileño ha abierto el marcador temprano, aprovechando su altura y una grande centrada de César Azpilicueta, para batir el portero rival con un cabezazo.
Japón pasaba a tener urgencias: estaban fuera. Pero no ha renunciado en su reconocible plan, porque es el que funcionó contra Alemania para remontar de manera sorprendente e histórica, y el que en Rusia 2018 ya había maravillado. El seleccionador Hajime Moriyasu es muy sabio. España, mientras tanto, controlaba pero no brillaba.
Con su inercia,
Hasta el ecuador de la primera mitad. Japón se lo ha creído un poco, y ha avanzado las líneas. Se ha mantenido así, puesto que España no sabía aprovechar el espacio que dejaba la defensa en su espalda. El mítico Yuto Nagatomo ha tenido bien enmanillat Nico Williams, hoy titular por ante Ferran Torres. Y Dani Olmo es un jugador más preparado para crear espacios que para aprovecharlos, y para hacer diagonales que para desequilibrar en banda. Cuando España tenía la pelota, no sabía qué hacer.
Azpilicueta, el mejor jugador del primer tiempo
En este cambio de ecosistema, la presión nipona en la salida de pelota de los españoles ha generado errores flagrantes. España no conocía el concepto de rechazar una pelota, cosa obligatoria, a veces, en el fútbol, por más fiel que se quiera ser a un estilo. Y esto ha acabado pasando factura. No en la primera mitad, puesto que afortunadamente para sus intereses no ha recibido ninguna ocasión en contra. Ha acabado volviendo a su monólogo, y la circulación de pelota ha provocado que los rivales tuvieran que cortar el juego con muchas faltas y con algunas tarjetas amarillas. La clave de la velocidad española estaba siendo Azpilicueta. El navarro ha intensificado el juego cuando ha hecho falta. Es un jugador muy bueno y muy inteligente.
Japón vuelve a hacer una remontada histórica en una segunda parte
El primer capítulo del partido ha acabado, y España ha marchado al descanso con los deberes medio hechos. Solo un haraquiri los podía apartar del objetivo de certificar el primer lugar del grupo. Parecía improbable. Pero a veces, cuando una cosa puede pasar, acaba pasando. Pregúntenle a Murphy. Pasó en Japón-Alemania, y ha vuelto a pasar. En la reanudación, el guion ha cambiado de forma fulgurante.
Dos cambios nipones los han revitalizado y esto se ha trasladado al marcador, nuevamente con rendimiento inmediato. En un nuevo intento de salida de pelota perfeccionista español, con un pase muy comprometido de Unai Simón, Alejandro Balde lo ha perdido, Ritsu Doan ha recuperado, y ha hecho un chut demoníaco. Hay que decir que el portero vasco ha colaborado, puesto que parecía aturable. Un portero que no acaba de estar a la altura en la hora de parar las pocas ocasiones que un equipo grande recibe contra un inferior sobre el papel. No salva cuando los otros no responden.
Había sido la primera ocasión rival. Y, en el jefe de poco rato, una nueva acción por la derecha ha permitido Ao Tanaka cambiar el marcador. Ha estado con suspenso, porque en la asistencia la pelota parecía haber salido por la línea de fondo. Sea como fuere, la defensa y el portero españoles habían vuelto a estar demasiado contemplativos, y esto, contra unos samurais, se paga muy caro. 2-1 en un cerrar y abrir de ojos, y a remar.
La salida de Azpilicueta baja las prestaciones españolas…
A la otra banda, la sustitución de Azpilicueta ha lastrado el equipo. Había sido lo mejor español del primer tiempo. Su cambio en el descanso por Dani Carvajal solo se entiende si había una cuestión física detrás. Azpi estaba siendo lo mejor. Volaba. En cambio, el resto de jugadores que había al césped no ha sabido reaccionar. Japón se ha ordenado, y España, dolida anímicamente, ha perdido la capacidad de sorprender. Han entrado Ansu Fati, Jordi Alba, Ferran Torres i Marco Asensio va. El madridista, de hecho, ha estado nefasto, con muchas pelotas perdidas.
… Y los cambios en ataque fracasan
Los ibéricos han pasado a jugar con desesperación y nada los salía. Tenían mucho de tiempo por delante, pero han jugado con una excesiva precipitación. En media hora no han generado ninguna ocasión clara. Al final, las sensaciones han acabado siendo peores que el resultado. Silbato final, celebración de los samurais azules, y consumado el desastre.
Un desastre que devolverá en la Tierra un equipo que había empezado como un cohete. Finalmente, han aprovechado el favor de Alemania, que ha derrotado Costa Rica, a pesar de que ha llegado a estar por debajo en el marcador. Marruecos espera en la siguiente ronda, y España llegará temblando.