Rafa Nadal ha tenido mucha fortuna al haber accedido a la final de Roland Garros a raíz de la lesión y la retirada de su rival en la semifinal, Alexander Zverev. Ha sido, por tanto, una tarde agridulce para el balear. Y es que una vez ha terminado el encuentro, si bien estaba contento por saberse aspirando a ganar nada menos que su decimocuarto Roland Garros, en la final que se jugará el próximo domingo, no sonreía. Al contrario. Sentía dolor por lo que le había ocurrido al tenista alemán, que no deja de ser un compañero de profesión al que le tiene mucho respeto.
La entrevista pospartido ha estado marcada por este evento desafortunado. Normalmente, Nadal suele responder a muchas preguntas ya desprender mucha alegría tras ganar partidos en las pistas del torneo parisino. La comunión que tiene con el público de allí y los años que lleva jugando, junto con los éxitos que suele tener, dan sentido. Pero en este caso, el presentador de la contienda le ha hecho pocas preguntas, y el balear las ha respondido con dolor.
En primer lugar, cuestionado por cómo se sentía después de la retirada mencionada de Zverev, Nadal ha expresado que «muy dolorido y triste por él. Estaba jugando un campeonato magnífico. Es un gran colega. Sé que está muy trabajando muy duro para ganar un Grand Slam. De momento ha tenido mala suerte, pero sé que no sólo ganará uno, sino muchos más».
Nadal ha pasado rato con Zverev en los vestuarios
Sobre la exigencia que el propio Zverev le ha presentado, teniendo en cuenta que el balear ha tenido que sudar mucho valiente en el primer set (ganado después de un tie break que ha acabado con un milagroso 10-8 favorable ) y que en la segunda manga, antes de la lesión, también empataban a seis sets, Nadal ha afirmado que «llevábamos tres horas, y ni siquiera habíamos terminado el segundo set. Jugar contra Zverev es uno de los mayores desafíos del circuito. Tiene un súper alto nivel. Pero hoy es difícil decir muchas cosas».
Finalmente, el español ha cerrado su intervención en referencia a su esplendorosa situación personal: la de haber alcanzado una nueva final del Grand Slam de tierra batida: «Para mí es un sueño». Eso sí, ha vuelto a recordar a su rival confesando que «he estado con Sascha en el vestuario, le he visto llorando y es un momento muy complicado».
