Leo Messi, delantero argentino de París Saint-Germain (PSG), ya no es el enemigo público número uno de la prensa francesa. Durante su primer año en su nuevo club, el astro de Rosario lo pasó mal, puesto que le costó mucho adaptarse. Tardó mucho en parecerse mínimamente al grandísimo jugador que había demostrado ser en el Fútbol Club Barcelona y sus registros quedaron muy lejos de los que había ido consiguiendo como azulgrana. De este modo, se convirtió en el puchimbol de varios colectivos: a veces aficionados, que le llegaron a silbar en algunos partidos, y normalmente de la prensa, que fue durísima con él. L’Équipe, principal diario deportivo francés, y Le Parisien, un medio muy próximo al PSG, no tuvieron piedad de él en ningún momento.
Messi cambia su relación con la prensa y la afición del PSG
Esta temporada, sin embargo, la película es totalmente diferente. Messi está haciendo un buen inicio de curso. Todavía está muy lejos de sus números con el Barça, porque, sobre todo, está pasando a un plano más secundario. Ya no es el gran protagonista del equipo, sino que se ha acostumbrado a hacer jugar a sus compañeros. Esto también lo demuestran sus estadísticas, que indican que ha marcado menos goles que los que solía tener como azulgrana a estas alturas de temporada, pero en cambio ha repartido más asistencias de lo habitual. Gracias a esto, su comunión con la afición ha mejorado de forma significativa, del mismo modo que también ha cambiado su relación con la prensa.
L’Équipe, que la temporada pasada parecía su mayor detractor y lo suspendía partido tras partido, ahora se ha convertido en un gran valedor del argentino. En el último duelo del PSG, en el que Messi marcó el gol de la victoria, el diario deportivo francés le dedicó frases como las siguientes: «Sus primeros cincuenta minutos fueron un recital técnico. Empezó con un gol tempranero y tuvo hasta tres oportunidades de peligro. Mejoró la gran mayoría de balones que pasaron por sus botas. Al final del partido, su lanzamiento de falta parado por el portero rival fue una joya».