Luuk de Jong se ha despedido este jueves del Fútbol Club Barcelona con unas oídas palabras. El delantero neerlandés ha compartido en sus redes sociales un montaje con imágenes suyas vestido de azulgrana y con la inscripción «gracias». Y, al mismo tiempo, ha expresado, como pie de foto, «culés, ha sido un viaje especial… ¡Os deseo lo mejor en el futuro!». Así pues, es el punto final a un cuento de hadas. A una relación que ha ido claramente de menos a más. De una etapa de un jugador que ha ido del ostracismo al heroísmo.
Este es un caso muy particular. La suya fue una incorporación inesperada, ya que en el momento en el que la junta directiva de Joan Laporta le contrató, no era un jugador importante en el Sevilla de Julen Lopetegui. Si bien había sido elegido el mejor jugador de la final de la UEFA Europa League que los andaluces habían ganado un año antes, no era titular. Entonces, era claramente un fichaje de entrenador. De hecho, Koeman, para justificar la cesión, llegó a asegurar que De Jong es más peligroso que Neymar en los centros.
De entrada, el barcelonismo no confió en Luuk de Jong
Por tanto, por los motivos mencionados, el barcelonismo no se creyó De Jong de entrada. Además, en el inicio de la temporada tuvo apuros a la hora de encontrar la portería. Debido a las lesiones de Ansu Fati, el Kun Agüero y Ousmane Dembélé, sumó muchos minutos de entrada. Marcó su primer gol como azulgrana precisamente el día que Fati devolvió.
El discutible rendimiento al inicio
Después, sin embargo, la despedida de Ronald Koeman y las recuperaciones de jugadores ofensivos generaron que el delantero pasara al ostracismo. De Jong pasó seis partidos consecutivos en el banquillo, con Sergi Barjuan y después con Xavi Hernández. Sin embargo, en el primer partido del año 2022 experimentó un punto de inflexión.
El punto de inflexión en Mallorca que lo catapultó
En un nuevo partido con múltiples bajas, en el estadio del Mallorca, De Jong fue de la partida y marcó el gol que otorgó a los culés los tres puntos. En los siguientes dos compromisos que jugó, contra el Granada en la Liga y ante el Madrid en la Supercopa, lo volvió a hacer. Aunque no pudo impedir el empate y la derrota, respectivamente, ya empezaba a reivindicarse.
Eso sí, el mercado invernal de fichajes dio frutos a Xavi, relegando a De Jong de nuevo a un segundo plano. Pero esta vez, el terrassense sabía que podía confiar en el neerlandés. Con Pierre-Emerick Aubameyang rápidamente adaptado al equipo, De Jong empezó a entrar como refresco en los partidos. Y, sobre todo, en los partidos con urgencias, en los que era necesario un rematador de garantías. Y eso es lo que ocurrió en el derbi barcelonés.
El definitivo heroísmo en Cornellà-El Prat
Cuando el Espanyol estaba a punto de ganar los tres puntos en Cornellà-El Prat con un 2-1 en las postrimerías del encuentro, De Jong, con sólo tres minutos en el césped, introdujo en la portería de Diego López un centro, de cabeza. Y ahí se convirtió, definitivamente, en uno de los héroes azulgranas de la temporada. Y es que más allá de evitar una derrota, lo hizo contra uno de los enemigos culés y en un contexto especial. Aquel empate permitió prolongar al invicto barcelonista en la Liga, que acabó durante quince compromisos.
Después de eso, De Jong volvió a marcar un gol, contra el Athletic Club y en este caso para cerrar una goleada plácida por 4-0 en el Camp Nou y, finalmente, va repetir lo que había hecho en el RCDE Stadium: marcó un gol en el estadio del Levante también agónico y que, esta vez sirvió para llevarse los tres puntos y no sólo uno.
La estratosférica estadística que Luuk de Jong deja en el Barça
Por tanto, el neerlandés cierra su etapa en el Barça con 7 goles marcados en 29 partidos. Es, por tanto, una media de un gol cada cuatro compromisos. Eso sí, en su caso hay que ver la relación de goles por minuto, dado que en muchas ocasiones ha entrado a finales de los partidos. Entre los 29 partidos ha sumado 948 minutos. Esto significa que ha marcado un gol cada 135 minutos. Es decir, un gol cada uno partido y medio. Son cifras increíbles, de un jugador que deja un regusto increíble.
