Món Esport
La reacción a la debacle del Barça de miles de culés en Plaça Catalunya
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El Fútbol Club Barcelona femenino ha perdido la final de la UEFA Women’s Champions League contra el Olympique de Lyon en el partido con mayor expectación de la historia del equipo. Las francesas, más reinas de Europa que nunca, no han dado opción a las catalanas que, de todas formas, ha hecho y está haciendo una temporada brillante. Tanto es así, que ha conseguido recoger a unos 2.500 aficionados y aficionadas sólo en el centro neurálgico de Barcelona: la Plaza Catalunya. Unos aficionados que han vibrado, chillado y, finalmente, llorado.

El cartel ya era histórico. El ayuntamiento de la capital catalana ha estado a la altura de la cita, premiando al equipo de Jonatan Giráldez con toda una pantalla gigante en el barrio de Ciutat Vella. Si bien el encuentro iniciaba a las siete de la tarde, a partir de las cinco el espacio ya ha empezado a llenarse. Poco a poco los barcelonistas han teñido la Plaza Cataluña de azul y grana, ayudados por la gran labor de un speaker y una DJ, almas de la fiesta.

Una fiesta que en la previa se ha dado con bandas sonoras míticas catalanas. Els Catarres, Búhos o Oques Grasses sonaban, mientras la gente bailaba. No era por menos. Prácticamente con la pandemia olvidada, y con un partido histórico a escasos minutos de empezar. Por tanto, las miles de personas han bailado hasta el pitido inicial del árbitro del partido en Turín.

Del arrebato previo a la tensión del encuentro

Porque a partir de ahí, la tensión se ha apoderado de la gente. Se ha pasado de la fiesta a un velatorio. Rápidamente ha quedado claro que tocaba sudar. Y sufrir. Y es que desde el inicio el Lyón ha dominado el encuentro. Esto ha generado que la afición se cogiera a cualquier cosa, celebrando cosas relativamente residuales como las recuperaciones de pelota de la defensa catalana.

La circunstancia mencionada se ha maximizado cuando las francesas ya estaban por delante en el marcador y buscaban con mucha intensidad el segundo tanto. Cada vez había más silencio, y cada vez retumban más los comentarios de la retransmisión de DAZN. El segundo y tercer gol del Lyon han sido duras cuchilladas. Eso sí, el gol de Alexia Putellas a finales del primer tiempo ha sido balsámico. El gentío se ha desahogado. Ha gritado lo contenido durante los anteriores cuarenta minutos.

La segunda parte, una oda al fútbol de bar

El descanso, que sirvió para que la gente recuperara fuerzas y, valga la redundancia, descansara después de cuarenta y cinco minutos en forma de tres jarrones de agua fría, dio paso a un segundo acto muy pasional. Dos cosas han quedado claras: que el Lyon era muy superior al Barça, y que la gente está, definitivamente, enamorada del Barça femenino.

En una segunda mitad en la que las de Sonia Bompastor han perdido tanto tiempo como han podido, la gente barcelonesa se ha encendido. Era como si estuviera dentro del estadio. Han abucheado e insultado al árbitro ya las jugadoras rivales como nunca se había visto en un partido de fútbol femenino. Parecía el típico partido del Barça masculino visto en un bar, en el que desconocidos se unen con un objetivo: que unas personas vestidas de azul y grana ganen un partido. El Barça femenino ya no va de superación. El fútbol femenino ya es algo normal.El próximo año seguirá llenando el Camp Nou y, si Dios quiere, llenando plazas. Con el pitido final del árbitro, varias personas han llorado. Lloró Barcelona y lloró todo un país.



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